Uno de los efectos colaterales del running (hablando en el buen sentido de la palabra) es que a la larga muchas veces se acaba utilizando como excusa, o como incentivo sería más correcto decir, para viajar. Te apuntas a una carrera en otra ciudad, otro país, o si te lo puedes permitir, en otro continente, y ya aprovechas el viaje para hacer algo de turismo.
También se puede ver desde el otro punto de vista: ya que vas a hacer un viaje, ¿por que no mirar si donde sea que vayas a ir, “casualmente” se organiza alguna carrera a la que te puedes apuntar? Como buen corredor que eres, las zapatillas de running siempre tienen su hueco reservado en la maleta.
Es un poco como lo de “¿qué fue primero, la gallina o el huevo?”.. pero en versión runner “¿voy a correr y aprovecho para hacer turismo, o voy a hacer turismo y aprovecho para correr?”. Tanto si te consideras un “corredor que viaja” o un “viajero que corre”… lo cierto es que al final el binomio running + turismo acaba convirtiéndose en una estupenda opción que para un corredor popular puede resultar bastante atractiva y estimulante.