
Cualquier persona que empieza a correr, tarde o temprano acaba cayendo en la tentación de inscribirse a una carrera; y después viene otra, y luego otra más, y luego otra de una distancia mayor, y bueno… ya sabemos que una vez que se empieza se convierte en algo adictivo.
De todas estas carreras, además de acumular las camisetas para tu colección personal (no lo niegues,.. seguro que tu también lo haces), también vas guardando en tu mente recuerdos, detalles, anécdotas y momentos concretos que has vivido a lo largo de todos esos kilómetros.
Y hay algunos de ellos que se repiten habitualmente en la mente de la mayoría de corredores…
Tu primera carrera
El día de tu “debut oficial“. Ese momento en el que después de llevar una temporada corriendo por hobby decidiste subir un escalón más y apuntarte a tu primera carrera popular. Quizás fue un 5k, o un 10k… da igual, la cuestión es que fue la primera vez que te pusiste un dorsal y sentiste los nervios típicos de antes de la salida.
Recuerdas con exactitud cuando y dónde fue, si te acompañaba alguien y que marca hiciste (que además, por el hecho de ser la primera vez, se convertía automáticamente en tu mejor marca)
Seguramente con el paso del tiempo has corrido mejores carreras, pero la mayoría de ellas has acabado olvidándolas, al contrario que la primera. Al fin y al cabo… con ella empezó todo.
Tu primer maratón
Aunque muchas veces la gente se obsesiona demasiado con la idea de correr un maratón, si que es verdad que hoy en día es como una especie de reto al que la gran mayoría de corredores populares aspiran (o les gustaría) poder superar al menos una vez.
Correr un maratón requiere esfuerzo, dedicación, constancia y, para que negarlo, también algo de sufrimiento, (y no solo el día de la carrera, sino también los meses anteriores) por lo que no es de extrañar que la primera vez que completas los 42,195 km sea uno de los momentos que se te quedan grabados de una forma más nítida.
Tu mejor marca (y la carrera) en cada una de las distancias: 10k, 21k, 42k,…
Podría asegurar que todo corredor popular recuerda con exactitud las carreras (y el tiempo que hizo) en las que consiguió su mejor marca en cada una de estas distancias. En otras puede que también, pero sobre todo en estas tres que son las más comunes entre los corredores populares
La primera carrera es uno de los momentos que todo corredor recuerda con nitidez
A diferencia de algunos de los momentos anteriores, que son fijos en el tiempo y que solamente sucedieron una vez en tu vida, en este caso, estos momentos se van actualizando a medida que vas mejorando.
Puedes haber corrido decenas de carreras, habiendo superado tu mejor marca muchas veces, pero es curioso como vamos sustituyendo en nuestra mente unas por otras, manteniendo un recuerdo más preciso de aquellas en las que hemos conseguido nuestras mejores marcas hasta el momento.
Tu primer podio
Hay que decir que este “primer momento” muchos no hemos podido vivirlo nunca, y seguramente nunca lo hagamos, así que habría que encuadrarlo dentro del mundo de la fantasía ya que está reservado para unos pocos privilegiados… el resto, de momento, nos tendremos que conformar con imaginarlo.
Da igual la carrera, la distancia, si había muchos o pocos corredores… si en alguna ocasión has conseguido estar en el top 3, seguro que ese momento en el podio, cual atleta olímpico recibiendo su medalla y su ramo de flores, será algo que recordarás por los siglos de los siglos, jaja
Tu primera gran “pájara”
Para finalizar, no solo nos acordamos de los buenos momentos, también de los menos buenos, por lo que en esta lista no podía faltar esa carrera en el que realmente lo pasaste mal, tanto que puede que incluso te obligara a abandonar.
No me refiero a pasarlo mal debido a alguna lesión que te pudiera llegar mientras estabas corriendo, sino a lo que comunmente conocemos como coger una “pájara”, “petar”, “reventar”…
Quizás porque fuiste demasiado rápido y te desfondaste antes de tiempo, porque te exigiste demasiado, porque el calor te dejó KO, porque no bebiste lo suficiente, porque no habías comido y te quedaste sin fuerzas, porque te sentó mal un gel… el motivó pudo ser cualquiera de estos, la cuestión es que casi sin darte cuenta, sentiste como se te venía el mundo encima y a duras penas podías seguir adelante de lo mal que lo estabas pasando.
La realidad es que ese día no se te olvida y que lo sigues, o deberías seguir, teniendo muy presente para no volver a cometer los mismos errores en el futuro. Míralo por el lado bueno, de todo se aprende.
Si nunca te has visto en una situación de estas, enhorabuena, puedes sentirte afortunado.