Tral running

Hace algunos meses escribí acerca de mi primer contacto con el trail después de haber subido a entrenar un día por la montaña. Fue solamente un primer en contacto, pero me dejó con ganas de más, por lo que desde entonces volví a repetir la experiencia en varias ocasiones, con el objetivo de cambiar el asfalto por el campo/montaña antes del verano en alguna carrera.

El final de la primavera y principio de verano es una época en la que se disputan muchísimas carreras de montaña, así que había oferta entre la que elegir. Solamente había que buscar… y de tanto buscar, al final pasa lo que pasa y te acabas viniendo arriba.

No fue una carrera, ni dos… en cuestión de días me vi inscrito a 3 trails que se iban a disputar entre finales de mayo y a lo largo del mes de junio. Pasó de ser un mes casi huérfano de carreras, a tener ocupados prácticamente todos los fines de semana.

Tactika Trail San Agustín de Guadalix

(Distancia: 10k. Desnivel: +357)
El debut en el mundillo trail tuvo lugar con esta carrera perteneciente al circuito de carreras Tactika Trail. Ya me habían avisado de que en general eran duras, pero bueno, había que arriesgarse.

No se si por ser la primera vez, porque el recorrido era exigente, por el calor sofocante (a lo mejor en el tema del calor influyó que la carrera empezase a las 10:30)… o por una mezcla de todo, pero lo que suponía se hizo realidad: me pareció durísima.

Varias de las cuestas tenían una pendiente considerable y no hubo más remedio que ponerse a andar. Ya se que siempre se dice que en el trail, ante una pendiente muy pronunciada, es preferible sacrificar unos minutos y subir andando, que hacerlo corriendo y acabar reventado, pero en mi caso no es que tuviera que elegir entre correr o andar… es que tuve que hacerlo porque no era capaz de subir de otra forma.

Llegué al avituallamiento como el que llega a un oasis en medio del desierto. Fueron unos minutos (si, minutos, en plural) en los que aproveché para beber sin parar mientras veía como me iban adelantando otros corredores.

También estaban las siempre infravaloradas bajadas, que a priori puedes ver como tramos en los que puedes acelerar y ganar algo de tiempo bajando como un avión, pero que a la hora de la verdad son bajadas muy técnicas y con bastante dificultad, en las que lo que acabas haciendo es intentar mantener el equilibrio para no caer rodando… jeje

Pués de estas había un par de ellas, que afortunadamente superé con algún que otro resbalón que no fue a más.

Al final, primera prueba superada, con sufirimiento, pero superada.

WITL Trail Lozoyuela

(Distancia: 12k. Desnivel: +200)
Solamente 2 semanas después llegó la segunda cita de mi particular trío trailero, en esta ocasión con una carrera organizada por Where Is The Limit.

Al contrario de lo que pasó con la de Tactika Trail, de esta tenía referencias mucho más “amigables”. Gente que conocía el recorrido ya me había comentado que estaba hecho para que fuera asequible para cualquier corredor que no hubiera participado en muchas carreras de este tipo, así que perfecto. Además, simplemente echando un ojo al perfil del recorrido se podía ver que era mucho menos exigente, había menos desnivel y aunque tenía continuas subidas y bajadas, eran poco pronunciadas.

A todo esto había que sumarle que el día de la carrera, la temperatura acompañó, por lo que que en general se hizo mucho más llevadera.

Esto no quiere decir que no fuera dura, pero si sirve de comparación, en ningún momento tuve que andar, lo que es un detalle que siempre puede considerarse como orientativo para medir la dificultad.

En esta carrera incluso hubo un momento de cierto caos ya que se perdió muchísima gente por un problema en la señalización del recorrido, habiendo corredores (muchos, por los comentarios que se escuchaban en la meta) que al final hicieron/hicimos varios kilómetros de más.

Quitando este detalle, es una buena carrera para empezar en el trail.

Cross Nocturno de Navacerrada

(Distancia:11,8k. Desnivel: +400)
La última y la que más me ha gustado de las tres. Una carrera que solamente lleva disputadas 3 ediciones, y que se celebra de forma conjunta al Gran Trail de Peñalara. Este año el Cross se corría primero, y un par de horas después se daba la salida al Gran Trail.

Ya había estado el año pasado como espectador, así que este tocaba ir a correr.

Uno de sus mayores alicientes de la carrera es que es nocturna. Acostumbrado a carreras diurnas, el poder disputar una de noche siempre es algo novedoso. Aunque la salida se hacía con luz, a los pocos kilómetros la oscuridad se iba haciendo cada vez más evidente y poco a poco se iban empezando a encender los frontales.

La primera dificultad seria llegaba antes de mitad de carrera, en forma de cuesta de casi 1,5km de longitud que aunque en principio se podía subir a buen ritmo, acababa pasando factura. Afortunadamente en la cima estaba esperando el avituallamiento para poder tomar un pequeño respiro.

Después de una bajada bastante pronunciada, llegó el plato fuerte para acabar de rematarnos: una descomunal cuesta en la que en poco más de 400 metros se ascendían 150. Un auténtico muro que parecía que no tenía fin. No vi a ni una sola persona subir corriendo, ni siquiera un tramo. Era imposible hacer otra cosa que no fuera andar e incluso a veces había que ayudarse con las manos.

En esos momentos tuve un “deja-vu” y me vino a la mente alguna de las cuestas de la carrera de Tactika Trail.. esa sensación de tener los gemelos a punto de explotar me era familiar… jaja; aunque si tuviera que comparar, creo que esta de Navacerrada ganaría en dureza.

La parte más dura del recorrido era una enorme cuesta en la que se ganaban 150 metros de altura, en poco más de 400 metros de longitud

Y como es bien sabido que todo lo que sube luego tiene que bajar, tras coronar este “pequeño Everest” llegó el correspondiente descenso en el que se dio la circunstancia de que no tenía corredores ni por delante ni por detrás. Debió ser que los que iban delante mio aceleraron mucho, y que los que iban detrás aflojaron el ritmo, pero lo cierto es que de repente me vi corriendo completamente solo en medio de la oscuridad más absoluta solo rota por la luz del frontal.

Los siguientes kilómetros se convirtieron en una prueba de reflejos intentando adivinar por donde iba el recorrido a la vez que sorteaba piedras, surcos, ramas, raices y demás obstáculos que iban apareciendo de repente.

En realidad, y aunque no lo parezca, esta parte fue divertida.

Después, ya solo se trataba de mantener el ritmo hasta la meta, que por cierto también acaba ligeramente cuesta arriba.

Algo que también destaca de esta carrera es su gran ambiente; hay muchísima gente en la zona de salida/meta dentro del pueblo de Navacerrada animando a los corredores, lo cual siempre es algo que se agradece.

Una carrera muy recomendable. El año que viene vuelvo seguro.

¿Y ahora qué?

Pués ahora habrá que ver cual va a ser la próxima. De momento ya hay 2 candidatas en el horizonte: el Miaccum Night Trail (Collado Mediano – Madrid) a finales de julio, o EL Guerreo de Gredos (Candeleda – Ávila) ya en septiembre.